ABOGADO EXPONENCIAL
Eduardo Martín ZuritaUn infalible abogado me libró de una hecatombe. Agradecido, estudié Derecho con el objetivo, marcado por la pasión, de ser útil a la gente. Así, mientras me entrevisto con el presunto envenenador de especias, en aquella aldea anacrónica, repaso, en el bufete, la tarifa de los recibos de la luz de mis clientes.Tan pronto estoy interponiendo demandas, con el arsenal electrónico, como me encuentro en un juzgado de lo penal, en otro de lo contencioso-administrativo y, al mismo tiempo, en uno de lo civil. Carezco del poder de desconectar. Durante alguna que otra vista bostezo, doy una cabezadita y su señoría me despierta amable, todo indulgencia.
Mullo cuidadoso la almohada. Cierro los ojos. Cuento normativa. Pero no se me va de la cabeza la manera de defender los derechos del pueblo esquimal frente al galopante cambio climático. Con la injusticia como blanco y las ojeras al hombro, soy feliz.
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Guau, qué final tan apasionante. me ha sorprendido por el mensaje tan fuerte que guarda.
Ojalá encuentre la manera de hacer frente a esa, cada vez más creíble, destrucción.
Abrazos y suerte.
Hola, Towanda.
En primer lugar, felicidades por tu merecido galardón: ganadora del mes de agosto, ahí es nada. Y era de justicia, que conste, ya que andamos en este atrayente panorama de la abogacía.
Ojalá mi abogado tuviera más poderes. Sobre todos, el de convertir el mundo en algo donde cualquiera pudiese sonreír. Gracias por tu comentario. Besos.