UN HOMBRE DE TRISTE FIGURA
ZIGOR EGUIA LEJARDIUn hombre de triste figura, seco de carnes, enjuto de rostro y cuyo amor por la diversidad humana, especialmente por los más necesitados, le llevó a fortalecer su sentido de la justicia hasta el punto de convertirse en un adalid de las causas perdidas, hallábase ahora tendido sobre la hierba bajo un molino de viento de un parque eólico, con horquilla en mano a modo de lanza.
Acercósele, con seguridad, un hombre bajito y rechoncho, cuando éste giró su cabeza mostrándole su arrugado rostro, adornado con bigotes grandes y caídos; y consciente de su falta de responsabilidad le dijo:
– Querido Sancho, mi fiel escudero, debo confesarte lo ciego que he estado; veía gigantes donde se alzaba el progreso.
– Lamento decirle que no soy Sancho, sino el abogado de la compañía dueña de estas instalaciones, que usted ha estado atacando; por lo que vengo a entregarle esta citación urgente.
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Me ha gustado mucho tu actualización del episodio de los molinos del Quijote, sobre todo el final, tan propio de nuestros tiempos.
Mi voto y un abrazo, Zigor.
Me ha encantado este Quijote moderno.
Ni Quijote se puede ser en estos tiempos modernos.