Imagen de perfilIlustre viejo

Francesc Rodríguez Tutusaus · Barcelona 

«La vida es breve», se leía en un cartel publicitario justo al lado de las puertas del asilo. Distraje a papá para que no lo leyera, no sabía hasta qué punto lo tenía realmente asumido por más que repitiese, con su particular sentido del humor, si le había traído el whisky y los puros. El otrora prestigioso fiscal no era más que un viejo y cojo caballo de carreras, un cualquiera a quien pocas hojas de calendario le quedaban por arrancar. Al llegar a su cuarto le acomodé. Fue entonces cuando en frío, y sin mirarme siquiera, me dijo: «Eres un fenómeno. Quiero que lo sepas. Vas a ser un gran abogado, confía en ti». Jamás me había dedicado un solo halago… Seguramente nadie en aquel lugar sabía cuan ilustrísimo y afortunado era el señor que había entrado por la puerta apenas unos minutos antes: yo. Gracias, papá.

 

+11

 

Queremos saber tu opinión

4 comentarios