Minutas
Irene Brezmes DiezUna mañana entré a mi despacho y encontré mi trabajo lleno de tachones y anotaciones en los márgenes. Pregunté a mis compañeros quién había sido; todos lo negaron.
Tras examinarlo con recelo, tuve que admitir que planteaban una estrategia mucho más eficaz, así que decidí seguir cada recomendación. Ganamos la causa -importante, por cierto-, brindamos, todos me encumbraron.
El suceso se repitió al mes siguiente, así que decidí instalar una cámara en el acceso para descubrir a mi corrector. Paz era una indigente de la zona a la que conocía, estudiaba libros de derecho por entretenimiento y no tenía dónde dormir. Vi cómo tachoneaba mis estrategias tumbada sobre la alfombra, hasta que le entraba el sueño.
Agradecido, le dejé un sobre con dinero y una nota: – Para facilitar tu vida.
Esta mañana he encontrado su respuesta: – ¿A esto llamas minutas, inútil?
Acompañado de una demanda por explotación laboral.
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Original y fantástico relato. Mi voto.
Muchas gracias!
El gesto de compartir parte de las ganancias, obtenidas gracias a una ayuda desinteresada, es algo muy noble. Lo único que sucede es que, ya puestos a ser justos, esta indigente merecía mucho más que una limosna o propina, tal vez un traje y la admisión en el bufete. El problema de este abogado es que, visto lo visto, al quedarse corto con su generosidad, tiene todas las de perder en esa demanda por explotación que le han interpuesto.
Una historia con un desenlace que sorprende, rematado con un buen giro final más. La indigente es todo un personaje, de quien nos quedamos con ganas de conocer más.
Un saludo, Irene
Tengo la intuición de que Paz tampoco se hubiese conformado con eso. Muchas gracias, Ángel, saludos!
No te lo vas a creer pero escribí dos micros y en el que no mandé había una Paz, una cámara de vídeo y alguien que manipulaba los expedientes. Hemos debido compartir musa este mes. Mi voto por simpatía y por nuestra imaginación.
Ja ja, se ve que sí. Deseando leer el que has elegido. Muchas gracias, Esteban.
Me ha encantado el relato, enhorabuena y mi voto!
Gracias Wibo!
Brillante relato. Y la reivindicación de Paz me parece de lo más justa. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias, Nicolás!
Todos tenemos la impresión de que hay mucho talento mendigando por las calles , fregando escaleras o haciendo de gorrilla. Talento con mala suerte. Me parece que una de las lecturas de tu relato puede ser esa. Lo siento Irene, pero espero que pierdas el pleito frente a Paz (Es evidente que prefiero la paz en castellano que la paz en griego)
Enhorabuena.
Creo que hasta yo iré con Paz. Muchas gracias!!
Paz había aprovechado muy bien para aprender Derecho en su tiempo libre y no se conformó con las migajas que le ofrece tu protagonista.
Buen micro, Irene. Te deseo mucha suerte y te doy mi voto.
Besos apretados.
Muy buena historia. Deja claro que una cosa es caridad y otra lo que en justicia puede corresponder, aunque creo que Paz va por libre y le da igual una cosa y la otra… Mi voto y un abrazo!!