LA BUENA ESPOSA
Aránzazu Fernández Casares · CáceresCon la nueva normalidad el acceso había sido modificado. Era primera hora y decidí acudir pronto para evitar largas esperas. Cuando entré en la sala, encontré paz y a tres hombres con idénticos atuendos sobre una tarima de madera que, como no, les otorgaba grandiosidad, frente a los demás.
Me senté a esperar, observé la pulcritud y blancura de local, adornado con acordes dibujos que presidían la estancia. Cuando llegó mi turno, al levantarme, ajusté mi chaqueta, como Alicia Florrick antes de pronunciar el alegato final de la defensa. Me sentí importante, eficaz, comprometida con mi causa. Me he caracterizado por facilitar las cosas a los demás, con dedicación sencilla y noble, como la buena esposa.
-Señora Alicia, señora…….las palabras de Kiko, el carnicero, me sacaron de mis pensamientos al preguntarme…. El pollo ¿entero o troceado?
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El mundo de las leyes genera profesiones y profesionales que el cine y las series han reflejado y no dejan de hacerlo. Ser ama de casa también es un oficio, digno y a menudo duro, casi nunca bien reconocido como debería, personas que, como tu protagonista dice. facilitan las cosas a los demás, a su familia, no es poca cosa.
Es muy probable que ni Alicia ni su personaje aparezcan en las pantallas, pero su labor es encomiable y necesaria. Ella hace muy bien en ponerla en valor.
Un relato simpático y, podría decirse, que reivindicativo de la dignidad de toda actividad.
Un saludo, Aránzazu
Muchas gracias Ángel, no podría estar más de acuerdo con tú reflexión.
Un saludo.
Intentar ser una buena esposa le ha dado alas a tu protagonista. Lástima que la realidad sea otra.
Te deseo suerte, Aránzazu. Te dejo mi voto.
Besos apretados.
Muchas gracia, Pilar, por tú comentario y el voto.
Un saludo y besos apretados.