CAREO DIFÍCIL
Germán Giménez ImirizalduElla lo vuelve a intentar, persistente. Él mantiene sus labios sellados, es tan terco como ella, o más. —Va, una más, abre la boca de una vez —Él no puede hablar—. La última, venga, lo prometo… Te comportas como un perfecto maleante. Teníamos un acuerdo y lo has vuelto a romper. Esto se llama incumplimiento. No te voy a dar lo que quieres, y puedes tener la seguridad de que no levantarás tu culo del taburete hasta que terminemos con todo esto, bandido, tunante.— Se miran, cara a cara. Se enfrentan. Entrecierran sus ojos, retándose. A ver quién puede más. Es un careo muy difícil, pero ella sabe muy bien cómo va a terminar. De un momento a otro, él va a romper a llorar y se va a tragar el puré de frutas. Y no se hable más. A mamá no le engaña un presunto ataque de rabia.