Fantasmas de un mayo lluvioso

Miguel Ángel Guerero Ramos · Bogot¡€¦ 

Los receptores más sutiles de mi cuerpo estaban en máxima alerta, y no era para menos. Marcos celebraba con orgullo su boda y me había invitado a mí, todo porque yo, como su abogado, lo había librado de una segura condena en la cárcel. Marcos se veía enojado. Una lluvia intensa de mayo había aguado la fiesta por lo que no era raro escucharle decir una que otra palabrota. Yo, entretanto, trataba de pensar en algo tranquilizador. Sin embargo, para matar el tedio, comencé a deambular por la casa de Marcos hasta que un cuaderno junto a un birrete llamó mi curiosa atención y lo tomé y lo leí. Lo leí y el terror más profundo se apoderó de mí, porque allí, para mi sorpresa, estaban plasmados los crímenes más atroces cometidos por Marcos. Sus crímenes y todos los fantasmas que clamaban justicia y ponían mi alma en detención.

 

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