La huella

María Díaz Fernández-Alonso · Valencia 

Estoy sentado frente a la mesa del despacho. Apenas queda tiempo. Me estremezco al ver la rapidez con la que se vierte la arena en el viejo reloj. Es el momento de enfrentarme al juicio más difícil de mi carrera. Ojeo el informe y me detengo en los detalles: alcoholemia 0.80, cien por ciudad, salto de stop, dos víctimas mortales, un herido con graves secuelas?Inspiro profundamente. El fiscal pide veinte años y no sé si seré capaz de reducir la condena. Me fijo en las similitudes: el paso de cebra, el niño de la mano de su madre, el chirriar de las ruedas, aquel golpe seco; y me veo dentro de una maqueta, como un muñeco, tirado en el suelo, rodeado de ambulancias y coches de policía. Llegó la hora. Me sudan las manos cuando empujo las ruedas de mi silla metálica para dirigirme hacia la sala.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión