Intercambio

José Miguel Perlado Villafruela · Madrid 

Sí, la condena fue de treinta años, y empezó a cumplirla en prisión, pero pronto le trajeron aquí, al psiquiátrico. Según el informe previo era un recluso extraño pero no peligroso, así que, cuando nos solicitó material para construir una maqueta, no se lo negamos. Arena, madera, pequeñas piedras,… Las tijeras, la sierra y el martillo tardamos más en dárselos, pero como nunca se mostró hostil, ni hacia sí mismo ni hacia los celadores, no encontramos razones para negarnos. Construyó una sala en miniatura. Me recordaba al sanctasanctórum de un templo asirio que visité hace años, en las ruinas de Nínive. Ayer, a la hora del paseo matutino, encontramos la celda así: el recluso había desaparecido; el suelo, las paredes y el techo completamente cubiertos de escritura cuneiforme, incomprensible, y, en el centro de la maqueta, una miniatura del juez que le condenó. Al que, por cierto, no conseguimos localizar.

 

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