Cubo de Rubik

Nuntxi López Unanua · San Sebastián 

No me regalaron un viaje para tumbarme en la arena del Caribe ni una pluma cara para firmar el primer informe y ni siquiera una maqueta de la diosa Iustitia. Mi regalo de licenciatura fue el juego de moda en mi infancia. “La justicia es como El Cubo –mi madre lo puso entre mis manos mientras pronunció estas palabras con tono teológico-. Es complicado encajar las piezas, y en numerosas ocasiones, debes deshacer lo hecho para continuar avanzando porque desde cada cara la perspectiva es diferente. Queremos que entres en la sala con la cabeza bien alta y trabajes duro para que cada condena sea justa. Y no se te ocurra hacer apaños despegando los cuadraditos de colores…”-. Después de trece años como abogado, esta es la última ocasión en que he tenido motivos para sonrojarme avergonzado: de pequeño sólo lo acababa con trampas.

 

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