Abogada y diablillo

Laura Balcells Eichenberger · Santa Cruz de Tenerife 

Siempre lo había sospechado. Algo ocultaba aquella mujer que se pasaba la vida limpiando una casa que, de tanto quejarse de lo pequeña que era, había convertido mentalmente en maqueta. Pero no era una madre cualquiera, y cuando yo llegaba a casa diciendo que venía de la biblioteca de preparar un informe para algún profesor odioso, recogía mis zapatos llenos de arena y sabía que había estado en la playa. Donde cualquier otro padre veía un hijo responsable, ella encontraba siempre la prueba de algún delito. Cada vez que salía de fiesta me esperaba despierta en la sala de estar, y su inolvidable frase sonaba más a condena anticipada que a amenaza: “¡Pongo el alcoholímetro en la puerta, y si da positivo duermes en el felpudo!” Por eso no me sorprendió cuando supe que en alguna de sus vidas desconocidas y anteriores a mi existencia, mi madre había estudiado derecho.

 

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