Pasmado
Francisco S. Ramírez Bullón · ValenciaLa peluda mano del juez ocultó un involuntario bostezo en la sala donde las partes llevaban enzarzadas más de una hora por un asunto nimio. Su Señoría no acertaba a entender que hubiera personas dispuestas a pleitear por cuestiones que, claramente, podían resolverse extrajudicialmente. “Y le repito que el cachorro de pastor alemán del vecino saltó a nuestro jardín, mordió el flotador de mi chiquillo y lo pinchó”, decía en ese momento el demandante. Ni el sonido de un teléfono móvil habría interrumpido aquella vehemente disputa; el magistrado volvió a ojear por aburrimiento el expediente y, al cerrarlo, un papelito adhesivo de color amarillo revoloteó por su cuenta en el estrado. El juez lo atrapó al vuelo y leyó: “Dictar providencia para sobreseer. Es de la Oficina del Consumidor. Error de reparto.” Una sonrisa movió sus labios y comenzó a disfrutar del espectáculo que se desarrollaba ante él.