EL PROFESIONAL

ESPERANZA TEMPRANO POSADA · MADRID 

Siempre me importó mucho la opinión que los demás tuvieran de mí, por eso, desde que era un chiquillo, cuando daba un golpe procuraba hacerlo de forma impecable, sin ningún fallo. A pesar de ello, me pillaron varias veces. Recién cumplida la mayoría de edad, pagué mi primera fianza para librarme de la cárcel, teniendo que comparecer cada quince días en el Juzgado. Ahí empezó mi afición por las togas. Como era menester, acabé estudiando Derecho y defendiendo a los más grandes del latrocinio, nunca he aceptado como clientes a ladrones de medio pelo ni a raterillos de tres al cuarto. Un profesional que se precie no tolera las chapuzas.

 

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