PLEITO VERSUS CONCILIACIÓN
Fernando Pascual BravoLa mayor aseguradora del país y un gran banco con implantación en toda Europa promovieron, al mismo tiempo y de mutuo acuerdo, un litigio. Con la esperanza de que la sentencia resolviera, de forma afable y sencilla, las viejas cuestiones competenciales que ambos arrastraban desde hace décadas.
Pero lo que iba a ser un trámite sencillo y triunfal se complicó de forma absurda por las suspensiones provocadas por distintas elecciones, los parones de las reglamentarias vacaciones y las novedosas e inesperadas huelgas de los distintos colectivos de mundo de la justicia.
Todo ello contribuyó a que las litigantes se vieran avocadas a pactar una solución amistosa, que posibilitó el abandono del expediente contencioso, renunciando así a pruebas, plazos y alegaciones de incierto plazo y final dudoso.
Desde entonces, ambas empresas exhiben en su correspondencia y folletos publicitarios el lema: “El peor acuerdo supera al mejor pleito”.