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Maria Jose Acuaviva 

El corazón le sale por la boca esta mañana. Ha sido despertar en el campo de refugiados, la casa junto a los suyos, y mirar fijamente al sereno mar que los trajo a este maravilloso lugar que los acoge, volteados, enfurecidos con la vida, con el destino. La casa es el refugio, la infancia es la casa a la vez, y el carácter, el destino. Damián sonríe, los gruesos labios color rojo, señalados en esa tez aceituna. Los pequeños brazos, por la corta edad, ya fuertes por el destino, se agarran con fuerza a la larga alambrada sin fin, se le antoja, que lo protege del resto del mundo. Sonríe, con amplia sonrisa, al abogado que se les acerca despacio, ágil, con su figura acorde al saludo de sus brazos y su cara. Hoy puede ser un gran día para todos. Damián es feliz a pesar de la adversidad, inexplicablemente.

 

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