¡xito

Ruth Machín Pérez · Vigo 

Era un caluroso día de julio, todos ansiaban verle, dominaba la sala con su lenguaje, con su gestualidad, su mirada era templada y su sonrisa acerada, destilaba seguridad, era un tiburón y se regocijaba cuando los ojos de su rival así lo desvelaban. Fue la herencia que le dejo su padre, le obsequiaba con frases como; -campeón, para tener éxito, hay que parecer exitoso- Cada cumpleaños le regalaba un sombrero y unos zapatos, decía q un buen abogado debía serlo de los pies a la cabeza. Se oyeron crujir las puertas de la sala de vistas, algún carraspeo y el girar de varias cabezas que enfocaron una mirada atónita. Miró hacia el suelo; sintió como un petardo estallaba en su cabeza; ¡llevaba chanclas! Había llegado su momento, su puesta en escena, lo mejor que sabia hacer, pero sólo consiguió balbucear. Nunca entendió como algo tan nimio había eclipsado su grandeza.

 

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