La rutina equivocada
NATALIA MARTíNEZ LÓPEZ · CORDEDA CULLEREDO-A CORUÑACansado de la rutina, abandonó su trabajo de azafato de crucero, para dedicarse a la abogacía, ¡Era lo que había estudiado! Tras años de comida rápida en el barco, oliendo a menudo el bogavante con el que era obsequiado el capitán y el sargento, pensó que ahora, con esa profesión de abogado, que todos consideran de élite, podría catar los mejores manjares; pero no, se equivocó. Cayó de nuevo en otra rutina, quizá menos agradable que la anterior. Durante años había pensado en lo apasionante que sería ese mundillo, codeándose con los mejores juristas, yendo a comer a los restaurantes más caros, pero nadie le avisó de que existía otra parte de la profesión. Su vida transcurrió desde entonces, audiencia tras audiencia, resolviendo los problemas ajenos, sin conocer más mundo que el que gira alrededor de la mesa de su despacho, cual pasajero de la justicia.