Imagen de perfilUNA MAÑANA DE PRIMAVERA

Juan Jose Aleman Galan 

El abogado por fin se atrevió a salir del despacho situado en el sótano de su vivienda convertido en una especie de burbuja-búnker; llevaba allí seis meses aislado día y noche estudiando complejísimas fórmulas albergadas en el ácido desoxirribonucleico (ADN).
En esta mañana extrañamente luminosa, subió a la última planta para darle un meneo a su antena parabólica, orientarla hacia el satélite Yasthar1A, y mantenerse comunicado con el mundo exterior donde reina una pandemia de peste bovina que asola la inhóspita región.
Encaramado en su tejado, observa la verde pradera irlandesa donde las gordas y brillantes vacas pastan a su antojo. Desde su atalaya divisa un horizonte poblado de tumbas coronadas con cruces; un cementerio católico que le recuerda las familias que acudían a él para solventar problemas hereditarios. Hoy, sólo los negros pájaros revolotean sobre ellas avisando cuán breve es la vida y el futuro incierto que nos cobija.

 

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