Consejo de ciego
Francisco Javier Forero · MadridLuís padecía de la vista. Tanta lectura de legajos durante cuarenta años de abogado le llevó a ver sólo letras de trazo grueso y bultos en lugar de personas. Enviudó, cerro el bufete y perdió el sentido de su vida. Dasatendió incluso la implicación de su hijo en asuntos turbios y delictivos. Fue detenido y Luís decidió prestarle asistencia legal sin merecerla. En el diseño de la defensa le ayudó su criada leyéndole el sumario en voz alta, lo que permitió soslayar su invidencia. La personación del hijo en Sala, aunque sólo vio su silueta, dejó una perpetua señal en su alma. El Fiscal fue demoledor. Al comenzar Luís, de sus ojos brotaron cataratas de lágrimas sin fin hasta que terminó su sublime informe. Resultó injustamente absuelto. Acabó Derecho. Reabrió el bufete del padre y le dio un consejo: nunca defiendas causas injustas apelando a la lástima disfrazada de elocuencia.