Juicio Paralelo

Ferran Varela Navarro · Barcelona 

El juicio había ido muy bien. El argumento con el que defendió a su cliente era sólido, la esencia del Derecho Penal: sin prueba objetiva no se desvirtúa la presunción de inocencia. Su alegato fue tan contundente que, en las conclusiones, el fiscal sólo logró balbucear “a definitivas”. Su becario, que había asistido de público, le felicitó enérgicamente al salir de la sala. El cliente lloraba de agradecimiento. Ambos creían haber ganado. El abogado sonrió con tristeza, consciente de que el caso estaba perdido desde que despertó el interés de la prensa. Una sentencia absolutoria te libra de la cárcel, pero un titular que te presenta como asesino de una prostituta china te escribe “culpable” en la frente, sin juicio ni defensa posible. En la calle, un tumulto enfurecido les lanzó huevos al grito de “escoria”. No habían ganado. Eso no puede ser ganar.

 

 

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