Dulce muerte por sentencia
Sara GonzalezSiempre pensé que era el amor de mi vida. Con instinto animal, decidí empezar mi carrera hacia la dulce muerte por sentencia, buscándola por todas las redes sociales, para pasar a sentarme todos los días en la cafetería donde trabajaba. Conseguí que subiese a mi casa y que se quedase conmigo todo el fin de semana. Era el amor de mi vida, y yo el suyo, o eso creo, hasta que la policía llamó a la puerta. Ahora estoy sentadx en un banquillo mientras un juez me señala como culpable de un delito de acoso, detención ilegal, y un largo etcétera. Este es el legado de mis delirium tremens … al menos es lo que cuenta mi abogado en mi defensa. Yo siempre seré su amor y ella el mío, nadie lo entenderá, ni mi propio letrado, dulce muerte por sentencia.