Imagen de perfilUna palabra suya

Juan Carlos Sempere Alvarado 

Corrían otros tiempos cuando le bastaban unos días para crear de la nada el más brillante argumentario. Y ese cosquilleo que sentía cada vez que se veía ganador era lo más semblante a un orgasmo.

Sin embargo, ahora desearía no tener que litigar con ese mentecato de la compañía de seguros. Ya llevaba dos seguidos perdidos.

Desde que Fina le dejó, el agotamiento, la bebida, la artrosis, esa agónica sensación de ingravidez… todo ha ido correlativo.
Ya no es el mismo. Ni la cuarta parte. La vejez le invadía con la misma premura con que él vaciaba las botellas.

Ahora y siempre la recuerda y, tan ateo como siempre, sabe que una palabra suya bastaría para sanarle.

Sólo un breve punto de luz le incita a seguir. Siente que su cliente se merece la indemnización. Y eso es lo más parecido al cosquilleo que ha sentido en años.

 

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