SIEMPRE A TU LADO

Beatriz Lorenzo López · MADRID 

Jamás había imaginado que lo vería en el banquillo de los acusados, y mucho menos en aquellos tiempos felices en los que ambos pasábamos del cosquilleo de la gaseosa al del champán entre las sábanas satinadas de algún hotel de las afueras. “Siempre a tu lado”, nos decíamos entonces. Y aunque la vida nos había llevado por caminos opuestos sé que él recordó nuestro pacto cuando decidió callarse el hecho de que la abogada que le habían asignado de oficio era su antigua amante. Yo, en cambio, tenía mis propios motivos para el silencio. “He terminado, Señoría”, dije con voz firme mientras rompía en minúsculos pedacitos aquel recibo, la única prueba que podría haber demostrado su inocencia..

 

 

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