LA PRIMERA VEZ

ESTHER M. GUZMÁN SÁNCHEZ · Murcia 

Tenía una extraña sensación en el estómago, no era aquella de las mariposas que lo llenan ante el preludio de un amor. Sin embargo, era muy parecido, como el burbujeo de la gaseosa al chocar con los hielos y el vino tinto en la copa. Mezcla de frescura e inquietud. Así se sentía mientras esperaba sentada en el banquillo a ser llamada por el oficial del Juzgado al juicio de las once treinta. Apenas había pegado ojo la noche anterior en aquella habitación de hotel, ese sentimiento no la dejaba ni dormir ni comer. Revisó una vez más las pruebas, no había olvidado los acuses de recibo de los Burofax enviados por la empresa al trabajador despedido. El pacto que le habían ofrecido antes de entrar a la Sala no le había parecido suficiente. Lucharía y ganaría. Porque el primer pleito, como el primer amor, no se olvida nunca.

 

 

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