Cuestión de minutos
Fermí Vilà Benet · GironaSi aquella tarde Miguel se hubiera acabado el plato de sardinas como era habitual, hubiera llegado tarde al juzgado. Miguel siempre había sido de buen comer. Hasta de monaguillo engullía las ostias que sobraban. Pero se había levantado sin hambre y sediento. Una terrible resaca le demolía el cerebro y aquel cliente esperaba ser defendido a las cinco. Si no hubiera cogido el paraguas, se habría empapado y habría tenido que demorarse comprando otro traje. Pero el día anterior había llovido también. Si se hubiera tropezado como cada mañana con Juan, el de seguridad, se habría detenido un rato a charlar sobre demandas y interrogatorios. El guardia se lo pasaba pipa preguntando. Pero Juan estaba enfermo. Si se hubiera retrasado, no habría visto a su cliente saliendo despavorido del tribunal mientras le disparaba en el pecho. Y nunca hubiera descubierto que la muerte sabe a sardinas.