Amor Cibernético

Pilar Marco Novella · ZARAGOZA 

Acuso recibo de su mensaje, parpadeó la pantalla del ordenador. Efectuada la reserva del hotel, pensó él. Por fin iban a materializar su relación tras meses de contactos internaúticos. Lo sabía todo de ella, hasta que le gustaban de aperitivo los berberechos con cerveza y gaseosa, pero nada de su rostro, su olor, su tacto. El pacto era claro, un fin de semana para darle una oportunidad a lo carnal hartos ya de la espiritualidad de la red. He llegado demasiado pronto, pero, ¡¨dónde he puesto las reservas?, no puede ser peor. Dios mío, sí puede ir a peor, ¡Señoría, qué hace aquí! Lo mismo que tu, querido, ¡ah! y no te vuelvas a dejar la cartera en el banquillo de los acusados, casi lo estropeas con la de meses que he retrasado el juicio hasta que te has decidido a tener una cita conmigo.

 

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