¡Y pongo a Dios por testigo!

Cristina Grosson Artigas · El vedat de Torrente. Valencia. 

Las sardinas de anoche me estaban matando. Cuando era joven mi estómago estaba hecho a prueba de bombas, y ahora, o cenaba lechuga o estaba muerto. Muerto como aquel pobre chaval. ¡¨Porqué me metía yo en esos líos¡€™Ateo por naturaleza, estaba inmerso en un juicio defendiendo a un absoluto beato que había matado al monaguillo de su pueblo por blasfemar fuera de la iglesia. Era un caso serio, una muerte no es para bromas, pero mi cliente me sacaba de quicio. ¡Ponían a Dios por testigo! ¡¨Qué tipo de interrogatorio se le puede hacer a Dios¡€™El tribunal se iba a partir de risa. Lo que me faltaba. Me asomé por la ventana antes de salir y llovía a cántaros. ¡¨Y mi paraguas¡€™Roto. Hoy no iba a ser mi día?

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión