Imagen de perfil¿Quién nos salvará?

Remedios Mondéjar · Madrid 

Cuando llegué al despacho aquella fría mañana no di crédito a lo que vi. Violeta, mi secretaría, tenía una brecha en la frente y no paraba de llorar. Su exmarido había salido de prisión y sin dudarlo, había vuelto a por ella.
Inmediatamente corrí hacia Violeta y nos fuimos a urgencias. Una vez atendida fuimos a presentar la correspondiente denuncia en la que se reflejaba la desesperación por volver a ver a su exmarido y en cuya parte final se podía leer: » ¿de qué sirve conciliar si luego la mujer siempre tiene las de perder? ¿Cómo es posible legislar así? Que se derogue de una vez la Ley del Solo sí es sí, puede que la próxima vez muera y a ningún político le importará sino obtener votos y mantenerse en el poder cueste lo que cueste.

 

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