Como cada mañana, María era la única mujer presente en la reunión. Y, como cada mañana, sus planteamientos serían ignorados. Quizás por llegar tarde, o quizás por ser…
-Mira, María, no es que no te tomemos enserio, pero a veces nos resulta difícil compaginar tu papel de madre y de abogada –le espetó uno de sus colegas varones durante la reunión.
Como cada mañana, y abatida tras la misma, María se encerraría en el baño y sollozaría por lo difícil que resultaba conciliar su papel como madre, abogada y mujer, recordando todas las barreras que enfrentaba y anhelando, como cada año, el legislar contra la desigualdad.
Pero, a diferencia de sus pasadas mañanas, al mirarse al espejo leyó, escrito con labial violeta:
-Luchamos contra la brecha interior, por género; Luchamos contra la brecha exterior, de género. 8M-aría.
Se ajustó la chaqueta y, con firmeza, salió del baño. La lucha sigue.
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Mi voto tan firme como la solidez de tu microrrelato. Enhorabuena.
Muchas gracias, Juan Manuel! Hay que mantenerse siempre firme ante la adversidad! Un saludo
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Tu relato no está bien escrito.
Enserio.
Estimado, D. Manuel Sánchez Dragó.
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Un cordial saludo.