Separación de bienes (y males)
ELENA BETHENCOURTNo puedo pararme a pensar por qué no hay justicia divina. Ahora tengo que ser resiliente y aceptar la sentencia. El juez ha sido claro. Para ti el presente. Para mí las fotos del pasado. Tú te quedas con la vivienda de la playa, yo con los besos que me diste en ella. Yo con los niños, tú con el perro y el material de pesca. La libertad contigo, el dinero a medias. Firmamos.
La soledad me acompaña calle abajo, mientras pienso lo injusta que es la vida que me hace perder todas mis guerras.
Tú te alejas calle arriba de la mano de esa belleza de mujer, con todo lo necesario para construir un futuro nuevo con ella.
Lástima que al entrar en el casco urbano ninguno de los dos veáis venir la camioneta.
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Cuando se produce una separación siempre una de las partes suele perder más que la otra, no solo a nivel material, también en el plano del corazón. Esa pareja que se prometió amor eterno no imaginaba que algún día todo se rompería, como tampoco que el futuro que se dibujaba para uno de ellos, prometedor y bien encarrilado, se truncase en un momento y para siempre.
Un relato sobre los caminos del destino y lo efímero de cualquier existencia, lo endeble de lo que creemos consistente y termina por hacerse humo.
Un abrazo y suerte, Elena
Gracias, Ángel. La justicia se encarga de equilibrar la balanza, pero a nivel emocional siempre sucede que una de las partes pierde más.
Pero nunca se sabe cómo puede cambiar el futuro en un momento. A veces la vida te quita, otras te da.
Gracias por comentar. Un abrazo.
Una historia que rezuma tristeza. Me ha gustado mucho. Mi voto, suerte y un abrazo.
Gracias por leer, Juan Manuel. Yo no lo veo triste, realmente. Por supuesto tiene un halo de tristeza, sí, porque ella lo quería y lo perdió, pero el final es en clave de humor. Un saludo.
¿Al final hay justicia divina? Una historia preciosa, llena de ritmo, con imágenes muy personales y poéticas.
Un beso,
Sí, yo creo que la vida a su manera equilibra y compensa. A veces mejor, otras peor.
Un abrazo, María. Gracias por leer.
Muy bien construido. Triste de principio al amargo final. Pero no todos los caminos son de rosas ¿verdad?
Mi voto y un beso, Elena.
Cierto, hay caminos de espinas. Pero a veces no obtener lo que uno quiere es un golpe de suerte.
Gracias por comentar. Un abrazo.
La perversidad del final me encanta. La crudeza de una separación, entre lo material y lo humano, perfectamente descrito. Brillante relato. Enhorabuena y mi voto. Un abrazo
Gracias por comentar, NIcolás, y por leer, claro. Celebro que te guste. El final, pues… ironías de la vida y su manera de zanjar algunos asuntos.
Un abrazo.
Eres mala, Elena (escribiendo no, escribiendo eres muy buena).
Gracias, Margarita, qué amable siempre. Un abrazo.
Elena
Me ha parecido muy original con esos juegos de futuro, pasado, presente. ¡Y un final que te deja planchado!