Imagen de perfilDaños morales

Laura Blanco Villalba 

Mis clientes llevaban un tiempo inquietos por la idea de que el ruinoso muro de la finca colindante se derrumbara sobre su vivienda. Tras diversas apariciones en el consistorio, lograron que los técnicos municipales acudieran al casco urbano a ver su domicilio.
Certificaron que el material estaba muy deteriorado y el riesgo de colapso era inminente: en su informe aconsejaron apuntalarlo o construir uno nuevo en un plazo no superior a 48 horas. Pero la burocracia es enemiga de la diligencia y aquello no llegó a suceder. El muro se derrumbó de madrugada sobre su dormitorio.
«Pudo tener consecuencias trágicas que felizmente no se produjeron debido a la naturaleza de los demandantes», decía la sentencia. ¡Qué injusticia!, ¡qué atropello! Tienen derecho a una compensación. A pesar de su espíritu resiliente, los hechos les causaron un susto de muerte. Es decir, si no llevaran muertos desde hace cien años.

 

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