Nostalgia

Jose María Izarra Cantero · Burgos 

El abogado, orondo, gafoso y con la toga desabrochada, tiene la izquierda entremetida en la cintura del pantalón y la derecha alargada hacia Su Señoría como haciéndole una ofrenda del bandujo. Tal vez le está recordando que, durante la fase de instrucción, había pedido el sobreseimiento de la causa que se estaba juzgando en ese momento, una causa penal, ya que detrás de la escena descrita, se aprecia un banquillo con un hombre esposado, babeante y ladeada la cabeza, entre dos guardias civiles. El argumento esgrimido, casi con total seguridad, la más que evidente tara cerebral del acusado. Aunque a la magistrada, a juzgar por su expresión (muestra unos ojos saltones y empuña el mazo de poner orden), no parece agradarle lo que está oyendo. No sé quién realizó la fotografía, excelente, si bien no me reconozco en ella. Muy buena mi actuación. No me extraña que engañásemos al jurado.

 

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