La amante tapadera
Eva María Cardona Guasch · IbizaCreí hallar un hogar definitivo en mi segundo destino, una hospitalaria ciudad. Allí me encontró rápidamente el amor encarnado en seductor y exitoso empresario, bien considerado en la región. Si él era el hombre casi perfecto, juntos éramos la pareja más respetada de aquella provinciana sociedad. Concentrábamos atributos muy preciados: autoridad, dinero, juventud e innegable atractivo físico. Su compañía me proporcionó la notoriedad social que sola no hubiera alcanzado, además de insuperables momentos de felicidad. ¡Ofrenda envenenada! Me dejé atrapar. También me atrapó la policía y me dejó sin argumentos a causa de los malditos fardos de cocaína que aparecieron ocultos en mi casa. Él se fugó antes del registro: aún no lo han detenido. “La amante tapadera –tituló el diario que publicó mi fotografía- El empresario se aprovechaba de la condición de juez de su pareja para evitar la investigación de sus turbios negocios…” Aturdida, decreté sobreseimiento del amor.