El gran simulador
William Teixeira Correa · Montevideo (Uruguay)Un periódico tituló: “Una ofrenda a la justicia: comienza el juicio a Óscar”. Óscar, también conocido como el gran estafador, el hombre de las mil caras, el maestro del disfraz. Ni siquiera entonces dejaba de actuar: ahora medio calvo y canoso, cualquiera habría dicho que sentado en el banquillo de los acusados estaba un anciano inocente y bonachón que nada tenía que ver con la causa. Pero ya lo conocían: ésta no era más que otra de sus famosas actuaciones. Nadie esperaba su sobreseimiento, y menos aun tras la paupérrima defensa de su abogado, cuyos disparatados argumentos no hicieron más que hundirlo. Finalmente llegó la sentencia: “Culpable”. Al día siguiente el mismo periódico titulaba: “Se fuga Óscar, el abogado”.Debajo aparecía la fotografía de aquel anciano medio sordo y miope que, esposado, declaraba: “Me dijo que era un famoso cineasta y me ofreció el papel de acusado ¿Tan mal estuve?”