El cristal

Alejandro Conde Arias-Salgado · Valladolid 

El instructor había rechazado los argumentos del fiscal para mantener abierta la causa. Con el auto de sobreseimiento en el bolsillo, Juan estrechó la mano de su abogado y echó a andar calle arriba. El viento de marzo arreciaba contra las tapias del cementerio. Recorrió los paseos arbolados hasta detenerse frente a una de las tumbas y depositó sobre la losa el pequeño ramo, última ofrenda de un amor perdido. De vuelta a casa, cogió la fotografía de boda y se sentó para mirarla. Podía ver su sonrisa reflejada en el cristal.

 

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