Tradición familiar

José Ignacio Santaló · A Coruña 

Estudiarás Derecho, después opositarás. Padre, fiscal; abuelo, juez. Seguirás la tradición familiar, gandul. Así acabó el unilateral y paternal arbitraje sobre mi futuro profesional. Tras muchos años en la universidad, terminé la carrera: finalmente, abogado. Tal y como se ponían las cosas, un mal menor, espetó mi progenitor, harto de aflojar la nómina mensual. Decidí especializarme en el arte de la querella. La mayoría archivadas, sí, pero algunas arribaban a su final estación: la Sala de Justicia. En la última, ocurrieron hechos muy extraños: el juez no era Don Ramón, sino el finado abuelo Matías; el fiscal, mi jubilado padre. Balbuceé, papa, abuelo ¿qué hacéis aquí? Acusarte y condenarte por no respetar la tradición, respondieron. Descontrolado por el pánico, comencé a golpearles defensivamente con el Código Penal. Todo se tiñó de rojo. Es increíble, pero desde entonces solo veo batas blancas murmurando a mí alrededor. Créanme, de locos.

 

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