El toro blanco

Nuria Gómez Lacruz · Madrid 

Por fin, alguien se había atrevido a juzgar aquel delito ocurrido hacía… nadie sabía bien cuánto tiempo. Realizadas las citaciones y el señalamiento de juicio, comenzó la vista oral. El fiscal explicó que, con artimañas de mago, el imputado se había presentado ante la víctima en forma de toro blanco y la había raptado huyendo por el mar, con ella a la espalda. La pobre, más infeliz que un cubo, estaba recogiendo flores junto a la playa. Llamada al estrado, se negó a declarar en contra, acaso porque la habían embaucado regalándole un autómata, un perro y una jabalina. “Es verdad que me poseyó contra mi voluntad, pero me hizo reina y ahora represento a un continente entero. Pido la absolución”. El Juez desoyó esta petición y declaró a Zeus culpable del rapto de Europa, en el primer pleito de la historia contra los dioses de la mitología griega.

 

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