El profesor

Juan Manuel Batuecas Florindo · Madrid 

Es verano de 2050. Un verano suave, calmado. La gente camina tranquila y sonriente. A la entrada de la estación de Atocha un gran cartel saluda a los viajeros: «Bienvenidos a nuestra ciudad. Visite el Museo del Pasado». Fue muy famoso cuando se llamaba Museo del Prado. 30 años atrás se inundaron las ciudades. Quedamos pocos y decidimos organizarnos de otra forma. Los Juzgados desaparecieron y se sustituyeron por Cortes Amistosas de Arbitraje. El Derecho Penal cayó en desuso, por falta de delitos y delincuentes. La última querella se exhibe como reliquia en las vitrinas del Museo. Nada de lo que estudie en la carrera sirve hoy. Yo era un abogado experto en litigios. Disfrutaba llevando los conflictos al límite. Pero me quedé sin trabajo. Nadie me necesitaba. Me ofrecieron una buena nómina como Profesor de Derecho antiguo. Sólo para eso sirvo hoy, para recordar el pasado.

 

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