Desistimiento conjunto

María del Carmen Ricote · Madrid 

Es cierto, Señoría, le juro por lo que más quiero, que perdí el juicio. En mi descargo, puedo alegar que ese tarde bebí como una esponja. Por eso, cuando aquel abogado me propuso un desistimiento conjunto (que no sé, qué es),no pude aguantarme. Lo intenté, créame, pero llevaba ya mucho dinero gastado en aquel pleito. Le seguí con mi vehículo. Llovía intensamente. Una cortina de agua (posiblemente, también de alcohol) me enturbiaba la vista y en varias ocasiones estuve a punto de perderle. Anochecía. Estacionó su imponente automóvil justo delante de su bufete, mientras yo aparcaba el mío en la acera de enfrente. Bajé la ventanilla del coche y le llamé. ¡l se acercó tranquilo, confiado y, sin mediar palabra alguna, le descerrajé los tres disparos que acabaron con su vida. Sí, Señoría, sé que eso no estuvo bien, pero a esas alturas, ¡¨no tenía ya, perdido el Juicio?.

 

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