Imagen de perfilOTRA LIBERTAD

Rosalía Guerrero Jordán 

Dice mi abogada que pronto me va a sacar de aquí, que el recurso contra la denegación de mi libertad provisional ya está en marcha. Y yo, que solo soy un pobre diablo, no sé cómo agradecerle a esta joven letrada del turno de oficio el interés que pone en mi caso.
Ya gasté mis últimas monedas en un escaso suministro de tabaco. Ahora intento paliar el aburrimiento y el crecimiento del miedo en mi interior buscando otro tipo de libertad en la biblioteca.
Y entonces ya no estoy seguro de querer salir, pues fuera de estos muros no hay nadie que me pueda proteger del hambre.

 

+4

 

Queremos saber tu opinión

4 comentarios

  • De existir un paraíso, como dijo Borges, debe ser una especie de Biblioteca. Hay muchos tipos de hambre, que incluyen la del conocimiento, la fantasía y la imaginación, pero también es cierto que existe otra necesidad más acuciante, la que reclama el combustible necesario para el organismo.
    Tu protagonista, pobre de solemnidad, solo tiene dos refugios, esa biblioteca, un oasis dentro de la prisión, y su abogada de oficio. Aunque, si tiene éxito esta letrada, el desamparo le espera fuera. Mientras se resuelve su caso, se prolonga o empeora, en la prisión tiene el sustento garantizado y libros, que también son alimento.
    Un relato sobre una situación límite, aunque, quien sabe, cuando esté fuera esta abogada tan apañada igual le ayuda a encontrar alguna salida.
    Un saludo y suerte, Rosalía