Ni en sueños lo conseguiremos.
Guillermo Portillo GuzmánEl crecimiento del suministro de alimentos a toda la población mundial dibujaba una curva ascendente hasta salirse de la gráfica.
La ONG «Muerte al hambre», de la cual yo era su exitoso abogado, había conseguido proteger el recurso más preciado del planeta: la tierra.
Sin ella a salvo, no se hubiese logrado y, tras muchos años de lucha en todos los tribunales, investigaciones basadas en la reciente biotecnología y búsqueda de la protección jurídica necesaria para las patentes de todos los vegetales comestibles para el ser humano, toda la producción vegetal alimentaria quedó bajo nuestra supervisión, cultivo, recolección, elaboración, distribución y reparto a nivel mundial, con lo que conseguimos el objetivo primordial de nuestra ONG: Dar definitivamente muerte al hambre en el mundo.
-¡Mariano, despierta!…, que tienes que regar la tomatera y echarle un vistazo a los melones, antes de ir al abogado para que gestione la subvención del PAC.
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Los sueños, sueños son, y todos soñamos con algún momento de gloria, pero no hay esfuerzo pequeño ni trabajo menor. Extraer de la tierra el sustento que todos necesitamos es una tarea tan necesaria o más que muchas otras. Los abogados, como cualquiera, lo necesitan para subsistir.
El título de esta historia divertida y con mensaje incide en la dificultad de lograr los grandes objetivos. Fácil no es y ha de ser una tarea de todos, jaleada por los representantes públicos, que siempre están a otras cosas más inmediatas. De los sueños a la realidad parece haber barreras infranqueables, eso no puede negarse, pero tampoco la ilusión de contribuir a ello, cada cual como mejor sepa.
Un saludo, Guillermo, suerte
Estimado Ángel, dices que «los representantes públicos siempre están a otras cosas más inmediatas» y, sin querer enmendar tus palabras, yo diría que están a sus cosas, pero suyas, suyas, no nuestras cosas, solo las suyas. ¿Se me entiende, verdad?
Lo que hagamos tú o yo, de forma totalmente individual, por erradicar el hambre en el mundo, es importante, ¡Cómo no!…, pero si los gobiernos no hacen nada y yo creo que hacen muy poco, esa lacra deshumanizada y vergonzosa, siempre estará presente.
Gracias por tu comentario.
Hola, Guillermo.
Te eché de menos en enero.
Me encanta ese final con el riego de la tomatera incluida.
Qué chulada de micro.
Un abrazo y suerte con él.
Estimada Towanda, no todos los meses está uno inspirado y es agraciado por el jurado seleccionador. (¿O si?…).
Me alegra que te gustase el final. Siempre procuro provocar, al menos, una sonrisa. Sobre todo si el tema es duro como lo es el hambre en nuestro mundo.
Muchas gracias por tu deseo y nuevamente, felicidades por tu historia, brillante como nos tienes acostumbrados.
La cruda realidad después del sueño, como tantas veces nos ocurre. Por lo menos los sueños de tu Mariano son generosos para con todos. Y el final es un caerse de la cama mundano y divertido. Gran relato. Enhorabuena y mi voto
Muchas gracias Nicolás. Mi intención no era que te cayeses de tu cama, pero si te ha sucedido, te pido disculpas. Aunque por otro lado, si he conseguido que soltases una buena carcajada que provocase tu caída, el objetivo ha sido logrado. Jajajaja.
Gracia Nicolás por tu relato. Tiene un sabor especial agridulce que me ha agradado. La cruda realidad de saber que ni en sueños lo conseguiremos con ese divertido final. Enhorabuena y mi voto.
Fe de erratas, Guillermo. Suerte con tu relato.
Gracias Manuel por tu comentario y por tu voto.
Y sí, es tremendamente amargo saber que no se conseguirá.
Acabar con el hambre en el mundo es toda una utopía, pero qué bonito resulta intentarlo, aunque solo sea en sueños.
Mucha suerte, Guillermo. Mi voto a favor de los sueños.
Besos apretados.
Gracias Pilar. Es más fácil que un elefante entre por el ojo de una aguja, que se haga realidad ese sueño, porque como dijo, no me acuerdo ahora quien, «el hombre es un lobo para el hombre». Y que me disculpen los lobos, porque a ellos no se les puede echar la culpa.
Dicen que los relatos en los que se desvela que todo era un sueño son lugares comunes y degradan un relato. Yo solo creo y tú demuestras que no estoy equivocado. Mi voto y mi abrazo.
Pues tienen bastante razón, la verdad sea dicha.
Pero a veces no sabes como finalizar y es un recurso que tienes para salir del atolladero en el que te has metido.
«A San Raimundo de Peñaflor pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre…, digo a utilizarlo en mis futuros relatos».
Gracias por tu ayuda y por tu voto, Esteban. Un abrazo.
Guillermo… te devuelvo la visita con grata sorpresa!
Y los sueños, sueños son, concluiría mi comentario… pero la ficción puede superar a la realidad, añadiría…
Me ha gustado tu relato!!
Te deseo mucha suerte y te mando mi voto (yo no voto sólo a uno, sólo a los que me gustan, de uno en uno!)
Un abrazo!
Marta