Imagen de perfilLa última máquina

Juan Carlos Colás Ruiz de Azagra 

El crecimiento de las denominadas filas del hambre alcanzó a finales del 2.035 niveles inimaginables una década antes. La carencia de suministro de los más mínimos recursos para la población, contrastaba con la opulencia no disimulada de una minoría.
Semi oculta entre unos contenedores del extrarradio, el ruidoso parpadeo de unas luces llamó la atención de una docena de bulliciosos transeúntes. Se trataba de la última máquina expendedora SOJ, tal y como rezaba un pequeño letrero junto al lema proteger al necesitado.
El más osado o hastiado dio una patada en su base. El holograma de un abogado de turno de oficio apareció ante ellos. Tras una primera exclamación tumultuosa, la más anciana refunfuñó ¡bah! había oído hablar de ellos, son como los demás. ¿Usted cree? Respondió el letrado. Y sin saberlo dio comienzo una revolución.

 

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3 comentarios

  • ¿Cuándo dejará de haber personas necesitadas? La respuesta realista sería nunca. Como nunca podrá dejar de haber abogados, alguien que trate de interceder por ellos intentando aprovechar los recursos que las leyes vigentes establezcan. Cuando este último canal falla y la injusticia no cede, tal vez solo quedaría la revolución, para establecer nuevas leyes y nuevas personas que las interpreten y generar nuevos necesitados, antes o después, en un bucle que parece inexorable, como si no tuviéramos remedio.
    Tu relato hace pensar que la verdadera evolución (que rime con revolución puede ser casualidad o no) está por llegar.
    Un saludo y suerte, Juan Carlos