Sana condena

Maria Presa Fernandez · Bilbao 

Como cada mañana, Damián se había despedido de su mujer con un beso para dirigirse a los tribunales. ¡sta vez no para ejercer de fiscal del estado, como era su profesión, sino para recibir el veredicto sobre su caso. No pudo evitar una sonrisa al recordar que había sido denunciado por su médico dietista por incumplir sistemáticamente todos y cada uno de los regímenes, dietas y hábitos saludables que le habían sido prescritos para cuidar su salud. Cuando tuvo en sus manos la letra literal de la resolución, la sonrisilla que se había adueñado de su rostro durante toda la mañana se apagó de golpe. Se le declaraba culpable y la sanción consistía en alimentarse única y exclusivamente de verduras durante los dos siguientes meses. Se quedó blanco y herético como el glaciar Perito Moreno. No era para menos, las navidades estaban a la vuelta de la esquina.

 

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