Rebeldía

Octavio Topham Camejo · Arrecife (Lanzarote) 

Esta mañana no estaba de humor para nadie. Había suspendido Filosofía y no quiso abrirse al mundo. Deambuló por los pasillos de la Facultad sin mirarse a los ojos, sin reconocer las esquinas. Hizo caso omiso al olor a pollo con verduras que el menú del día deslizaba hacia los corredores, liviano, imperceptible como él mismo. Con una sordera inconsciente se ausentó del rumor que el bullicio le entregaba a modo de bruma. Se alejó de sí, abandonó la partitura, desoyó la letra, y la sinfonía resultante resultó desconocida. El pulso le sonó a vals y le supo a beso y, ya desinhibido, abrazó la nueva perspectiva. Durante la vista el perito no supo fijar las causas del desastre. Y el Fiscal no pudo evitar una leve sensación de envidia cuando informó su incapacidad. A él le dio igual, una vez que la vida lo había declarado en rebeldía.

 

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