Paradoja Matrimonialista

Claudia Munaiz · Pozuelo de Alarcón Madrid 

Mi madre era abogado matrimonialista. Cosa que nunca entendimos muy bien, porque en vez de unir, mi madre separaba, firmaba actas de divorcio, separaciones poco amistosas, custodias de hijos no compartidas y órdenes de alejamiento. Mamá decía que todos los hombres que acudían al bufete eran, por sistema, unas pirañas que se la pegaban a sus todavía esposas. Como don Braulio López, el del Bloque C, que amenazó (el muy caradura) con tirarse a las vías del tren si su mujer pedía el divorcio. Aunque mamá decía que era un zoquete, terminó casándose con él. Suponemos todos que para huir de la soledad en la que se había quedado desde que mi padre, una piraña con gafas de pasta, le pidiese el divorcio en su propio despacho.

 

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