Ojos verdes
Gemma María Ortiz LópezMientras escuchaba la declaración del perito alguien habló junto a mí; – No ocurrió así, lo explican como les conviene – me dijo un joven de mirada triste – el fiscal debería rebatir esa teoría. Le miré fijamente preguntándome porque me decía aquello ese muchacho con ojos más verdes que la verdura, supuse que sabía demasiada letra para su edad. En la parte delantera de la sala estaba la madre de la víctima sosteniendo con fuerza una fotografía de su hijo muerto. Los días fueron pasando y mi nuevo amigo me explicaba los pormenores del juicio. Por fin, éste terminó, y por una vez ganaron los buenos. Me acerqué a felicitar a la madre que daba un reverente beso a la foto de su hijo, y cuando me fijé, descubrí en ella al muchacho de ojos verdes. Lo busqué en la sala, pero no lo he vuelto a ver.