Mr. V
Yemila Saleh FraileDe niño, cada vez que protestaba porque tocaba verdura, mi abuelo, veterano de la Tercera Guerra Mundial, me contaba la historia de Mr V: Los supervivientes de la contienda subsistieron durante mucho en refugios subterráneos, alimentándose a base de comida sintética, e idearon un código normativo para regirse. Una mañana, Mr V (conocido así ya que “valiente” comienza por dicha letra) desobedeció las reglas que hablaban de riesgo de contaminación y salió al exterior. A su vuelta, fue juzgado. El fiscal pidió la máxima pena: la muerte. Nadie apostaba por el incauto, ni siquiera su mujer, que le dio un beso de despedida antes del juicio, pero un perito corroboró que Mr V se había traído algo que cambiaría todo: una fresca lechuga, prueba de que fuera ya había vida. El acusado fue absuelto, proclamaron el fin del Invierno Nuclear, y los supervivientes regresaron a la superficie.