Confidencias de agosto
Rosendo Martínez Rodríguez · ValladolidEs tan difícil concentrarse en agosto… (yo sólo quería darle un beso), y Blanca todavía andará en camisón corto, disfrutando en casa de sus vacaciones, preparando verduras para la ensalada (pero ella se negó). Qué fácil imaginarla de blanco, cortando una lechuga con la misma dulzura que envuelve todo lo suyo (y entonces perdí la cabeza, la perdí), con esa musiquilla que se escapa siempre de sus labios cuando está tranquila (tiene que rebatir lo que dijo el fiscal, yo no era consciente de lo que hacía, se lo juro), de esos labios que siempre dejan una letra al borde del precipicio cuando estamos en la cama (¿Y el informe del perito forense?, ¿qué podemos hacer? ¡Por Dios, ayúdeme!), letras y letras suicidándose en cada movimiento, una a una, en procesiones acompasadas de inspiraciones y espiraciones, lejos de toda duda. Es tan difícil concentrarse en agosto…