Imagen de perfilEl reincidente

Antonia Rico Soliveres 

Parecía increíble que regar las plantas fuera un delito. Y más aún que la pena impuesta fuera cuidar de un pájaro. Pero en el marco de aquella mini sociedad que se había creado así era.
Carlos, el abogado defensor, tuvo que batallar muy duro para conseguir esa sentencia.
En aquella sociedad el fin era cuidar el entorno y por eso regar las plantas tanto como había hecho su cliente, hasta ahogarlas, tenía que ser castigado ayudando a sobrevivir a otro ser vivo.
Eladio, que así se llamaba el infractor, tendría que cuidar de un periquito que otro vecino había pisado sin querer y que tenía un ala rota.
Ahora Carlos tenía miedo de que Eladio quisiera cuidar tanto del periquito que se pasara de frenada como había hecho con las plantas. Porque acababa de enterarse que lo del riego de las plantas era la pena impuesta en un juicio anterior.

 

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