Imagen de perfilAPOROFOBIA

Rosalía Guerrero Jordán 

Cuando vio aquella atrocidad en las noticias decidió que litigaría junto a sus antiguos vecinos. Ella había crecido entre esa misma pobreza pegajosa que impide alzar el vuelo en busca de una vida mejor. Si no hubiera sido por Martina, aún continuaría allí. Aquella profesora fue la primera persona ajena al poblado que la miró sin el velo de la aporofobia en sus ojos. Creyó en ella y le regaló la oportunidad que cambió su vida.
Casi lo había olvidado, pero las imágenes que el televisor le escupía a la cara la hicieron reaccionar. Había llegado su turno, pero ¿por dónde empezar? Ojalá pudiera erradicar los abismos que separan las vidas dignas de las que no lo son, pero de momento lo más urgente era que la compañía energética global les permitiera calentarse en las gélidas noches de invierno.

 

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